Es como si dar algo por establecido le costara un esfuerzo que no está dispuesta a realizar, o también puede que todavía no encontrara aquello que merezca su razón. Me refiero, ella es florista, hace ramos, y supuestamente sabe qué flor necesita cada persona en cada momento, aunque no es difícil que cambie de opinión si le llevas la contraria, o por lo menos que tú pienses que ha cambiado de opinión. Por ejemplo, si la visitas y le pides una flor para alegrarle el día a tu abuela, te hará varias preguntas acerca de ella bastante inusuales, tú pensarás que no tienen relación alguna con tu meta y dudarás sobre adónde conducirá ese sinsentido, pero sin que te des cuenta te encontrarás a ti misma hablando de caracolas marinas. O algo por el estilo. Entonces, de repente y sin previo aviso, te dirá la flor que necesita tu abuela. Si no compartes su parecer o simplemente no te gusta la que ha elegido, discutiréis durante el tiempo del que dispongas, hasta que al final tomes una decisión en la que ella no te ayudará lo más mínimo (o eso pensarás tú) porque cuando te canses y, desesperada, le preguntes: – Bueno, ¿¿Qué hago??, su respuesta te vendrá a decir que no existe nadie mejor que uno mismo para decidir qué es lo mejor con respecto a su vida. En cambio, si aceptas resignada sus designios y evitas iniciar una discusión, lo más probable es se te quede mirando de forma extraña y, cuando estés a punto de salir por la puerta, grite: – ¡¿Cómo estás tan segura de que he escogido bien?! Casi todos tienen la impresión de que para ella nada es demasiado importante.
– Pero aseguras que sí le preocupa lo que la gente lee.
– Sí. No lo parece, pero así es, apenas conoce a alguien averigua lo que le gusta leer y lo que no sin que esa persona se dé cuenta. Además, tiene la teoría de que no existe nadie a quien no le guste leer, solo faltas de ocasión, pereza o desinterés. Algún pensador de los que ella admira le enseñó que desde el momento en que, como seres humanos, estamos inevitablemente condenados a construir nuestra propia historia, buscamos en las ajenas aquellos elementos que nos ayuden a completarla de la mejor manera posible.
– ¿Y tú crees eso? Yo pensaría que hay historias de las que es mejor no aprender nada, ¿no es cierto?
– ¡No sabes cuántas veces le dije yo eso! Y, a pesar de que me escuchaba con atención, ninguno de mis argumentos pareció convencerla nunca, pues su respuesta siempre era idéntica: – A través de todas las narraciones, de todas las vidas que consideras inútiles o equivocadas y todavía atroces, podrías llegar a ver tanto que ni siquiera reconocerías el entorno en el que crees vivir. Jamás dudes en abrazar las cosas que hipotéticamente no merecen la pena, porque son las que te harán uno de los regalos más valiosos; la capacidad para cuestionar y comprender verdaderamente, en virtud de lo cual podrás reinventarte a ti misma a lo largo de tu entera existencia.
– Creí que tu madre sería científica como tú, escultora como tu hermana o quizás filóloga como tu hermano. Muchos padres suelen tener influencia en alguno de sus hijos e inculcarles, aunque sea de forma inconsciente en el proceso de crianza, amor por su oficio o su rama profesional, y al haber escogido los tres campos completamente diferentes y vivir cada uno en una galaxia por así decirlo… Claro que también está tu padre, un exitoso chef de origen nigeriano al que veis pocas veces al año. Tienes que reconocer que es una historia un poco rara, no me malinterpretes, una familia curiosa quiero decir. Siempre había dado por sentado que ella se habría acoplado a alguna de vuestras vidas tan dispares o que habría acoplado a alguno de vosotros a la suya. Y ahora me dices que, contra todo pronóstico, ¡es florista!
– En realidad, si lo piensas, no son tan diferentes. Quiero decir, al fin y al cabo todas se alimentan de una nimia y casi etérea ilusión prisionera en una frontera indefendible, donde pensamos que somos capaces de mejorar nuestro mundo valiéndonos del estudio y la creación. Ese mismo mundo que nosotros construimos mediante la inteligencia y la estupidez humanas a partes iguales y modificamos continuamente. Nuestra madre podría haber sido lo que le diese la gana, cualquiera de nuestras tres profesiones u otra distinta, incluso cocinera como papá, ella sabe de lo que a ti se te ocurra preguntarle… Nosotros solo somos partes, miembros, de ese todo que ella constituye, fue el germen de nuestras inquietudes y aún es la pregunta que ninguno logra hacerse para seguir adelante.
– Perdona la indiscreción, es que estoy un poco confundida, si es como me cuentas, ¿cómo acabó una persona así en una floristería?
– No acabó, desde que alcanza mi memoria, mi madre siempre ha sido y ha querido ser florista. Creo que al poco tiempo de salir de la universidad, cuando tuvo los ahorros suficientes, alquiló el antiguo local que había albergado durante años la tienda de ropa de una señora imperecedera, justo en la placita que baja del mercado central, y allí puso su floristería. Si te sitúas mirando al arco de la callejuela y a la izquierda en el primer ángulo alzas la mirada, descubrirás, tallado en piedra y vestido en flores, uno de los balcones más bonitos del país; \”La casita de las flores\”. Gracias a ella, unos años después conoció a mi padre, que estaba en la ciudad asistiendo a un congreso internacional de restauración. La verdad, nunca supe lo que alguien como mi padre buscaba en esa tienda de flores perdida, y aún me parece que ése es el secreto mejor guardado de ambos.
– Pero espera, entonces tu madre fue a la universidad, ¿y qué estudió?
– Ah, Filosofía.
El pasado 20 de noviembre la UNESCO celebró el Día Mundial de la Filosofía bajo el lema \”Transformación social y diálogo intercultural\”. Como se ha declarado desde la institución internacional, \”la filosofía es una disciplina que estimula el pensamiento crítico e independiente y es capaz de trabajar en aras de un mejor entendimiento del mundo, promoviendo la paz y la tolerancia.\” Por eso, todas las instituciones educativas, medios de comunicación y demás entidades implicadas en los procesos de conocimiento, fueron animadas a contribuir a esta jornada poniendo su granito de arena para difundir y promover la filosofía. La iniciativa fue especialmente dirigida a los jóvenes, ya que la sociedad actual y su frenético ritmo de vida han optado por apartar y disminuir la importancia de todo aquello no considerado práctico o inmediato. En tal contexto, cobra especial relevancia el esfuerzo por reencontrarnos con la esencia de nuestro saber, la raíz última en que debemos buscar el origen de cuanto hemos conseguido, porque no debemos olvidar que la filosofía, como dirían los antiguos griegos, constituye el principio y el final del pensamiento racional; el pensamiento humano. Y es por dicho motivo también que desde la investigación científica hemos querido hacerle un pequeño homenaje y agradecer sinceramente a la madre de todas las disciplinas el habernos alumbrado y dado vida, deseando que en el futuro continúe asistiendo a todos los que intentamos con esfuerzo incorporar una pequeña pieza al edificio de un conocimiento que solo debe entender de inclusión y cooperación.
«No hay filosofía verdadera sin diálogo y, en un mundo globalizado, ese diálogo debe abarcar las diversas sabidurías que influyeron en los pueblos a lo largo de la historia y que no siempre están bastante presentes ni documentadas en los manuales clásicos.»
Irina Bokova, Directora General de la UNESCO, 20 de noviembre de 2014.